A principio del siglo pasado cuando comenzaron a producirse, revolucionaron el modo de vivir de millones de personas. Producir una llama controlada se convirtiò en una exigencia irrenunciable, ya sea para encender la cocina y prepararse de comer, para encender una estufa y calentarse, etc. Los fosforos cambiaron para siempre el modo de producir fuego y lo volvieron mucho mas fàcil!
Su producción industrial llegó muy rápidamente desde Europa a la Argentina; más exactamente al sur del Riachuelo.
La empresas
En la floreciente y pujante Barracas al Sud tempranamente se inició esta actividad fabril en gran escala. No debemos omitir a un precursor, D. Juan Bautista Palaa, francés (1828-1919), quien instaló en 1860 su fábrica de velas «La Estrella», un establecimiento modelo para la época. Pero aquel hombre carecía del conocimiento suficiente para incorporar en sus procesos industriales al elemento químico Fósforo, y fue por ello que -a pesar de estar en las condiciones más favorables -en 1882- fue que otro pujante industrial, Cayetano Dell Acha, le ganó de mano, iniciando en la calle Mitre 565 la producción de fósforos en esta ciudad. Seis años después aquella empresa «Cayetano DellAcha y Hno.», se convirtió en la «Cía. General de Fósforos», y en 1929 en «Cía. General de Fósforos Sudamericana». En esta última etapa ya se trataba de un emporio, con provisión propia de hilo de algodón (plantaciones en el Chaco e hilandería en Bernal), y talleres gráficos en Barracas (luego Cía. Fabril Financiera). Poseía tranvías de carga (zorras) que transportaban la mercadería entre sus plantas del suburbio sur.
Sus marcas más famosas fueron, cronológicamente, «Victoria», «Ranchera» y «Fragata».
Hubo en Avellaneda muchas fábricas de fósforos, aunque de dimensiones menores que la anterior. En 1899 se estableció «La Porteña» en Av.- Mitre y Lamadrid. En ese mismo año D. Manuel Urrea inició las actividades una industria tipo familiar en la calle Alsina al 100, pero en 1905 se asoció con el político conservador Domingo Barceló, y ampliaron la fábrica haciendo una entrada por la actual calle Mons.
Piaggio (en aquella época llamada 25 de Mayo). Sus productos eran los fósforos «San Martín» y «Así» (perfumados). En 1910 Barceló ya estaba plenamente involucrado en la actividad política y dejó de figurar en aquella sociedad, que pasó a denominarse «Urrea Cañadas», con domicilio en Brandsen 1250. Posteriormente se mudaron a Zeballos 2.200.
La «Cía Fosforera Argentina» en Piñeiro, calle Fraga 623, producía en 1907 las marcas «H» y «Sol». La empresa «Demarchi Hnos» hacía la marca «Chispas»; desde 1919 sus instalaciones estaban en Güemes y arroyo Crucesita (actual Brandsen). También existió la «Fosforera del Plata», en América del Norte y Villegas, en V. Domínico.
Y para concluir con este inventario de empresas debemos nombrar a «Mantero y Balza», en Av. Mitre 2.240. Fue la segunda en orden de importancia. Una parte del antiguo edificio actualmente está integrado a las instalaciones de una escuela privada.