Una rica mateada forma parte de nuestras tradiciones mas apreciadas. Cuando se realiza la mateada esta es la excusa perfecta para entablar amistades y compartir nuestras experiencias de vida. Alrededor de un sabroso mate han nacido muchas amistades e incluso amores.
Por lo cual el mate representa no solo una bebida sinò toda una ceremonia. Por ejemplo, en Italia donde me encuentro, la bebida nacional por exelencia es el cafè tomado al bar. Pero no se puede comparar a nuestro mate. El cafè se toma en un par de minutos y luego a nuestras tareas. El Mate es una excusa perfecta para agregaciòn social.
Hoy 30 de Noviembre, es el dìa nacional del Mate, les envìo un abrazo a la distancia mientras me saboreo unos ricos mates y les dejo algunos consejos para preparar un rico Mate.
Llamamos «mate» tanto a la bebida como a su recipiente. La palabra deriva del quechua «mati», que designa a la calabaza que los indígenas utilizaban para tomar la infusión de «yerba mate».
En Argentina se crearon mates con los materiales que ofrecía cada región: calabaza, fibra vegetal, asta, hueso, madera, oro, plata, loza, cerámica y hasta porcelana. Con el descubrimiento de las minas de Potosí, en 1545, muchas familias de la alta sociedad porteña encargaron recipientes de plata. Estos respondían a corrientes estéticas que influenciaron a los plateros rioplatenses.
Cuando se compra un mate es necesaria su “curación”. Este es el proceso de adaptación del recipiente a la infusión. Para ello se llena el mate con yerba húmeda y se deja estacionar por el lapso de un día. Sólo admiten esto aquellos mates fabricados con materiales porosos, especialmente los de calabaza ahuecada, ya que sus paredes internas tienen la capacidad de quedar impregnadas con el sabor de la yerba e incorporan un matiz añejo.
Los guaraníes calentaban el agua en una vasija de barro cocido. Con los españoles llegaron al continente los calderos de cobre. A mediados del siglo XIX la pava, que se empleaba en las ciudades, comenzó a ser utilizada por los gauchos en el campo.
La bombilla es una caña delgada que sirve para sorber el mate. Tiene 20 centímetros de largo y medio de diámetro. La parte que se introduce dentro la yerba para que pase el líquido termina en forma de almendra con agujeritos.
Se puede elaborar “mate amargo”, “verde” o “cimarrón”; “mate dulce”, con azúcar; “tereré”, con agua fría y limón; y “mate cocido” o “yerbeao”, que se toma como el té.
”Cebar” mate requiere conocimientos y cuidados especiales. En algunas familias antiguas sólo lo hacían sirvientas dedicadas a este arte, las “cebadoras de mate”. La palabra cebar expresa la idea de mantener o alimentar algo en estado floreciente. Esto significa que cebar mate no es el acto de llenar el recipiente con agua caliente, sino el de mantenerlo en condiciones apetitosas. Los pasos para lograrlo son:
1. Vierta yerba dentro del mate hasta alcanzar las tres cuartas partes del mismo. Agregue una o dos cucharaditas de azúcar, si lo desea. También puede endulzar el agua.
2. Tape con una mano la boca del mate, inviértalo y agítelo unos instantes. La finalidad de este procedimiento es lograr que las partículas más finas queden en la parte superior del mate. Esto disminuye la posibilidad de que pasen por la bombilla o la tapen.Vuelva el objeto a su posición normal. Cuide que la yerba quede inclinada, recostada sobre una de las paredes del mate. Se formará un pequeño agujero.
3. Ponga el agua a calentar. Cuando esté tibia viértala suavemente en el hueco que quedó en la yerba. Deje reposar unos instantes.
4. Con una servilleta tape el pico de la bombilla e introduzca el extremo del filtro en dicho hueco. Destape cuando haya encontrado la posición definitiva de la bombilla, así evitará que el filtro se tape.
5. Cuando el agua alcance su temperatura óptima (antes de hervir) puede comenzar a cebar.
6. Mantenga el agua a temperatura constante sin permitir que hierva (es recomendable el uso de un termo). Procure no mover la bombilla pero si fuera necesario hágalo cuando el mate esté sin agua.
Algunos cebadores suelen agregar aditivos a esta bebida para modificar su sabor, aroma o apariencia. Los más comunes son: miel; cáscara de naranja o limón fresca o seca; gajos de menta, yerbabuena, poleo, cedrón, peperina, boldo u otro yuyo fragante; una cucharadita de café; yema de huevo revuelta en azúcar molida en cada “cebado”. También es habitual quemar azúcar y endulzar el mate con una porción del caramelo logrado.
La “rueda de mate”
Se llama así al grupo de personas que comparte una reunión amenizada por el mate. El amargo proviene de la rueda del fogón y el dulce es característico de la cocina de la estancia o la casa colonial. Allí había siempre una criada dedicada a deleitar a los patrones o agasajar a las visitas con un mate.
La rueda refiere al ordenamiento asignado por el “cebador” a cada uno de los participantes para mantener una distribución equitativa del mate. El objetivo es que el que acaba de tomar el mate no vuelva a hacerlo hasta que haya recibido el suyo cada uno de los demás integrantes. Cuando la reunión es numerosa, para no hacer tan larga la espera entre un mate y otro, suele haber más de un mate e incluso más de un cebador. Es frecuente haya una opción dulce y otra amarga.
”Gracias” es la palabra con la que se expresa haber satisfecho el deseo de tomar mate y al mismo tiempo traduce el reconocimiento del “matero” hacia el cebador.