De niños andábamos en carros que no tenían cinturones de seguridad, ni bolsas de aire… y nos gustaba acostarnos arriba cerca del vidrio trasero.
Ir en la parte de atrás de una camioneta era un paseo especial y todavía lo recordamos.
Nuestras cunas estaban pintadas con colores brillantes de pintura a base de plomo y las barandas se bajaban de repente y…. nos ibamos de boca.
No teníamos tapas con seguro contra niños en las botellas de mistolín, ni en los potes de medicina, ¿¿gabinetes con puertas?? ahhhhhhhhh la cortina debajo del fregadero, es lo que me acuerdo…
Cuando montábamos bicicleta no usábamos casco. lo que nos poníamos era mertiolate y curitas en las llagas que ya teníamos de la semana pasada.
Tomábamos agua del chorro de la manguera del jardín y no de una botella de agua mineral…
Gastábamos horas y horas construyendo patinetas de rolineras y nos lanzábamos pa’ la baja mas arrecha de la urbanización, pa’ tirarnos desde arriba…………..en la mitad nos acordábamos que esa mierda no tenía frenos.
Después de darnos coñazos varias veces en los matorrales, aprendimos a resolver el problema: a frena’ con el talón.. Sí, nosotros chocábamos con matorrales, no con carros!.
Salíamos a jugar “ladrón y policia” (con pistolas de >>>plástico o de palo), tambien jugábamos “guatacalo” “paralizao” “fusilao” “trompo”, “picha” (con pasadera o sin pasadera) con la única condición de regresar antes del anochecer, si no nos caían a coñazo limpio.
El colegio duraba hasta el mediodía, llegábamos a casa a almorzar y pa’ la calle otra vez. No teníamos celular……así que nadie sabía dónde coño estábamos, pero nos pegaban un grito y salíamos corriendo pa’ la casa.
Nos cortábamos, nos rompíamos un hueso, perdíamos un diente, pero nunca hubo una demanda por estos accidentes. Nadie tenía la culpa sino uno mismo, “por pendejo” nos decían en lo que llegábamos a la casa sangrando.
Comíamos “cuca negra” con frescolita, pan y mantequilla con mortadela, tomábamos la pepsicola que ahora según y que tiene más azúcar y contribuye al exceso de peso, pero nos manteníamos raquíticos porque siempre estábamos en la calle jugando…
Compartíamos una frescolita entre cuatro…… tomando todos de la misma botella y nadie le paraba bolas.
No teníamos Playstations, Nintendo 64, X boxes, Juegos de vídeo 99 canales de televisión en cable, videograbadoras, sonido surround, celulares personales, computadoras, lo único que teníamos era monopolio y de vaina, ahh y un paquete de baraja con las que jugábamos 31, ajiley, carga la burra y el truco que jode.
Salíamos en la bicicleta o caminábamos hasta la casa del amigo, y sin parale bolas a nadie, sencillamente entrábamos sin tocar la puerta y allí estaba tu pana y salíamos a jugar.
¡Ahí, afuera!, ¡En el mundo cruel ¡Sin un guardián! ¿Cómo hacíamos?. jugabamos pelota con chapita de refresco y un palo de escoba, o con pelota de tenis y un guante de cartón de jugo. Hacíamos partidas, y si en algunos de los equipo que se formaban para jugar un partido no todos llegaban a jugar no pasaba ningún desencanto llevado a trauma.
Algunos estudiantes no eran tan brillantes como otros y cuando perdían un año lo repetían. Nadie iba al psicólogo, al psicopedagogo, nadie tenía dislexia ni problemas de atención ni hiperactividad, simplemente repetía por guevón y tenía una segunda oportunidad.
Teníamos libertad, fracasos, éxitos, responsabilidades…..y aprendimos a manejarlos, a punta e’ coñazo.. pero aprendimos. La gran pregunta es ¿cómo hicimos para sobrevivir? y sobre todo para ser las grandes personas que somos ahora .