El gobernador Hernandarias decía que el mate hacía a los hombres viciosos, haraganes y abominables. En 1618 llegó a quemar una bolsa de yerba mate en la plaza de Buenos Aires como repudio, tanto a los males del mate como al maltrato que por su causa recibían los indios. Luego, en el 1700 el interés comercial de los jesuitas por la yerba mate condujo al mate hacia las clases altas; aunque e principios del siglo XX el mate regresa al suburbio y al campo, considerándoselo como una costumbre popular. Hoy en día se ha revalorado al mate como objeto y como ritual, así como su materia prima, la yerba mate. Esta revalorización, en parte gracias al turismo, ha conducido al polvo verde hacia los más altos estrados culinarios.
La yerba mate es una planta originaria de Sudamérica, una especie nativa del bosque subtropical denominada ilex paraguariensis. Su desarrollo se centra en la provincia de Misiones y el Nordeste de la provincia de Corrientes. Entre otras características a la yerba mate se le endilgan propiedades terapéuticas, similares a las del ginseng oriental. Es antifatigante y energizante, resulta útil en los tratamientos para adelgazar, es laxante y diurética, mejora las funciones psíquicas, mejora la atención y la asociación de ideas, posee acción hepatoprotectora y es antioxidante.
A mi me ha pasado un ejemplo de vitiligo de esa
categoria y resulta relativamente incordiante.
Ojala que analicen un tratamiento potente