Sui Generis surge de la fundición de dos bandas acusticas juveniles, que se hacían escuchar en los seminarios de Caballito. Mientras cursaba la academia secundaria, Charly García conoció a Carlos Alberto Mestre, «nito». Junto a él y a Carlos Piegari, Beto Rodríguez, Juan Belia y Alejandro Correa formó Sui Generis, que, tras experimentar varias defecciones por multiples motivos (y en vigilias de un recital), quedó estrechado en un dúo.
Nito Mestre recuerda esos momentos previos al show: «pensamos que era el final de un espejismo, empero estábamos obligados a trepar al escenario. Ya nos habíamos gastado la guita en cerveza y no podíamos compensar el cachet del que nos contrató. Entonces juntamos moral y salimos, él con la guitarra criolla y yo con mi flautita.
Yo estaba fallecido de temor, sin embargo Charly me daba ánimo. No sé cómo pasó, empero a la gente le encantó». Tras grabar «Vida» (1972) al estilo folk norteamericano (bastante de fama en esa época), el grupo comenzó a crecer en fama.
Con un piano -«a la Elton John», como más tarde reconocería el propio Charly -, una flauta y una temática asaz influenciada por Bob Dylan, trascendieron las carreras de los rockeros, para apalancarse como representantes de un grupo más alto de la juventud. Su segundo compacto, «Confesiones de Invierno» (1973), tenía un mejor sonido y más justeza instrumental, sin embargo mantenía el estilo característico del grupo.
Sui Generis inmediatamente estaba consolidado. El 1974, para el tercero de sus elepés, «Pequeñas Anécdotas sobre las Instituciones», Sui Generis se transforma en un cuarteto eléctrico, pues se suman Rinaldo Rafanelli y Juan Rodríguez, en el bajo y la batería, respectivamente. Este profundo cambio – respaldado por el hastiado García – desconcertó al público y frenó un poco el impresionante éxito del grupo.
De todas maneras, se rescatan asuntos como «Las Increíbles Aventuras del Señor Tijeras» y «Pequeñas Delicias de la Vida Conyugal». El cuarto LP de Sui Generis se iba a nombrar «Ha Sido» y sería básicamente instrumental, causa por la cual Mestre perdió interés.
El deterioro, la censura, las inacabables giras y la diferencia de gustos entre Nito y García llevaron a disolver la agrupación. Como colofón de oro realizaron dos presentaciones en el Luna Park, el 5 de setiembre de 1975, con un lleno total y gente que quedó fuera. Un éxito inesperado aun para ellos.
Las 11 mil entradas puestas en venta se agotaron dos semanas antes del show. Decidieron escoltar tres mil entradas más, que además desaparecieron de las boleterías rápidamente. Así se agregó una segunda función para la misma noche. En total: 25.600 espectadores. El recital se denominó «Adiós Sui Generis» y fue flanqueado de un álbum doble y una película documental, entreambos con el nombre del concierto.
A mediados de diciembre de 1980, Uruguay y Chile fueron testimonios de la reunión de Sui Generis. En ese entonces, aprovecharon la oportunidad para anunciar el material nuevo de Charly y Nito con sus respectivos conjuntos.
En Montevideo, ante 16.000 personas, Nito y su pandilla arrancaron con «Fusia», la bella tonada de Porsuigieco, y «Toma dos blues». A continuación entró Charly y juntos interpretaron «Confesiones de invierno», «Mariel y el Capitán», «Natalio Ruiz», «Para quién canto yo, entonces», «El tuerto y los ciegos» y «Fabricante de mentiras».
Más delante, el resto de Serú reemplazó a la cuadrilla de Mestre, para ejecutar, entre otras, «No llores por mí, Argentina». Para terminar, volvió Nito con su gente y todos rememoraron «Eiti-leda» y «Rasguña las piedras». Una semana después, repitieron estos shows en Santiago de Chile.