Pajarito cuyo hogar tiene la apariencia de un horno de panadero, y del cual deriva su renombre, habita en el sudeste del Brasil, adonde se lo llama Joao-barreiro o forneiro y no se lo caza porque se alega que este pájaro le enseñó a los indios a construir su morada; En Paraguay adonde se lo llama oga-raity o alonso, en Uruguay y en la Argentina.
Después de un chaparrón demuestra ruidosamente su complacencia, porque puede continuar amasando barro para fraguar su habitación, con un canto alegre y tintineante, (aunque no es melódico y difiere de un pájaro a otro), se asemeja a una risa larga y feliz. Este cacique tradicionalista del frac color avellana, es un gran trabajador y realiza su trabajo con exultación pero descansa el santo día de guardar, realizando su residencia con una gran orientación y proyecto que le permite protegerse de los temporales y de la irrupción de víboras y otros depredadores.
Hace sus nidos cerca de las casas en la horqueta de un árbol o en la cumbrera de un rancho porque parece desear de la compañía del hombre. Una de las leyendas difundidas por la comarca guaraní señala que Jahé, el hijuelo de un indio anciano, cierto día en que perseguía a un carpincho, rendido por el agotamiento se tendió a descansar en la ribera de un río.
Al despertar vio que de las aguas surgía una joven de extraordinaria hermosura, quien dirigiéndose a su choza con ligero paso, dejó encendido su corazón de aprecio. Para aspirar a su mano , Jahé y otros indios fueron envueltos en pellejos frescos de animales de la selva. A medida que el sol los contraía iban abandonando varios de los aspirantes, aun que tan solo quedaron dos: Jahé y Aguará.
Cuando éste pidió que lo sacaran de su infernal cárcel , todos se aprestaron a hacerlo, aunque olvidaron por poco tiempo a Jahé. Al volver para declararlo vencedor, ¨vieron que de la simpática piel que había contenido su cuerpo, escapaba una avecilla que fue a posarse en un árbol cercano. Era Jahé, a quien sus dificultades habían mudado en ave.
Un pájaro que hizo su nido con ayuda de paja y barro, y el cual no debe destruirse porque este hecho acarrea una tempestad. La misma leyenda argumenta que la doncella de la cual Jahé estaba enamorado se convirtió igualmente en pájaro y es su fiel compañera…