A fines de 1955, la Kaiser Corporation de Estados Unidos instala una filial industrial en la Argentina -más exactamente en Córdoba- que bautizará como Industrias Kaiser Argentina. Es el lanzamiento de uno de los emprendimientos automovilisticos más importantes del país y que se iniciaría con la producción de vehículos utilitarios (Jeep, Estanciera…) y del Kaiser Carabela, elaborado con las matrices del modelo Manhattan norteamericano.
Años después, IKA firma un convenio en el que intervienen American Motors y la Regie Renault tendiente a producir localmente algunos vehículos que el régimen proteccionista de entonces impedía importar. Por ello, el catálogo de IKA se amplió a una gama tan amplia como diversa que transportaba al comprador desde un Renault Dauphine hasta un Jeep, pasando por el Rambler Ambassador.
Tal variedad no dio buenos resultados económicos aunque las cifras de ventas hayan sido considerables. IKA Renault necesitó imperiosamente un vehículo capaz de competir con Ford y Chevrolet que en esos momentos marcaban el paso con sus modelos Falcon y el 400. El Rambler, grande, pesado y poco aceptado por el público, debía ser reemplazado.
El convenio con American Motors les permitió elegir un interesante auto americano como punto de partida: el Rambler American Rogue. Pero no era tan sencillo, pues las encuestas y estudios indicaban que el futuro auto de IKA Renault debía tener un toque local en su estilo que lo «despegara» de las tendencias netamente norteamericanas de la competencia.
Historia del Torino
El destacado carrocero turinés Pininfarina, aceptó la tarea de agregarle al Rambler Rogue un toque «latino» pero recomendando cirugía plástica solamente en la trompa y en el interior.
El auto fue bautizado como Torino dándole una connotación italiana al célebre Toro de las pampas argentinas. Había en ello una segunda intención que pretendía vincular ese emblema con el «cavallino» de Ferrari quien, también, había sido representado en actitud desafiante, o con el Toro enojado de Lamborghini. Dos buenos espejos para reflejar la imagen de un auto que venía a ingresar al mercado con las más altas cifras de potencia y velocidad del mercado argentino.
Los primeros estudios determinaron que el Torino debía recibir un motor de 2.000 o 2.500 cm3 como máximo. Sin embargo, los análisis posteriores revelaron como ideal el motor Tornado de seis cilindros producido por American Motors y con una cilindrada que variaba entre los 3.000 y los 3.800 cm3. Esa planta motriz fue reelaborada por los ingenieros de IKA Renault con la dirección técnica de Oreste Berta.
El lanzamiento del auto se produjo en el Autódromo Municipal de Buenos Aires el 30 de Noviembre de 1966 por la mañana y fue recibido -por periodistas y público- como «el auto argentino» ya que sus constructores se guardaron muy bien de difundir los orígenes del auto. El impacto fue tremendo. Se presentaron aquel día tres modelos: un sedán con motor tres litros y caja de tres marchas, una cupé sin parantes con motor de 3.800 cm3, un carburador Holley y caja ZF de cuatro velocidades y una versión «top» bautizada como 380 W que estaba equipada con el mismo motor de 3.8 litros pero tenía tres carburadores Weber de doble boca, 200 caballos de fuerza y se le adjudicaban nada menos que … ¡210 km/h de velocidad máxima!.
Historia del Torino
Del éxito al fracaso y viceversa
El sedán de la línea Torino apuntaba directamente a competir con el Ford Falcon aunque con más equipamiento y mayor confort. Las cupés en cambio constituían una avanzada sobre un segmento del mercado que se contentaba con versiones más o menos deportivas de Chevrolet (Super Sport), Falcon (Futura) o Valiant (GT y otros inventos), o con algunos importados como Mercedes Benz.
Sin embargo y pese al entusiasmo que levantaba a su paso y a sus éxitos deportivos (debutó y ganó en la Vuelta de San Pedro para Turismo de Carretera) los debuts de la gama Torino no fueron todo lo bueno que se esperaba. Las ventas seguían favoreciendo al Ford Falcon y durante los tres primeros años de producción, IKA Renault no pudo sobrepasar la barrera de los 15.000 autos producidos y vendidos.
Del éxito de su lanzamiento se había pasado al cuasi-fracaso de los años siguientes. Los entusiastas de los «pur sang» se inclinaban por el Torino pero el gran mercado de compradores del Ford Falcon; conservadores, serios y cuidadosos, continuaban aferrados a la tradición comprobada.
Pero será fuera de las fronteras donde este auto comenzara a tomar sus primeros elementos de nobleza mecánica.
Historia del Torino
En agosto de 1969 tres Torino son inscriptos en las 84 Horas de Nürburgring en Alemania como una arriesgada operación publicitaria y deportiva. La delegación la preside Juan Manuel Fangio, la coordinan Tibor Teleki y Carlos Lobosco, los motores son elaborados por el ingeniero Lepper y la asistencia en pista queda a cargo de Oreste Berta.
El auto número 3 conducido por Eduardo Copello, Oscar Franco y «Larry» sorprende a sus rivales terminando primero en su categoría y cuarto en la clasificación general. Por número de vueltas, el Torino hubiese ganado la carrera por dos giros de ventaja al segundo, pero una penalización les saca el triunfo absoluto de las manos. Los orígenes del recargo sufrido suenan hoy como absurdos ya que el Torino debió parar en boxes para reparar el caño de escape y ello le valió una penalización de cinco vueltas sobre las reales que había recorrido.
Pero fuese lo que fuese, la Marathon de la Route de Nürburgring será el suceso de Torino. La Argentina vivió despierta las noches que el Torino giraba en Alemania; en las oficinas las radios atronaban el aire y en las fábricas se paraban las líneas de producción mientras los relatores entre los que se destacaban Luis Elías Sojit e Isidro González Longhi, lanzaban a través del océano las hazañas de los Torino.
Luego de Nürburgring se produce el «boom» del Torino y sus ventas crecen vertiginosamente. Luego de la locura post-Nürburgring IKA Renault lanza una serie de cinco modelos: dos versiones económicas con carburador simple (la cupé S y el sedán) y otras tres con carburador de doble cuerpo (las cupé GS y TS y el sedán TS). La alimentación por tres carburadores Weber fue suspendida del programa pero la serie más económica aumenta su potencia hasta 140 HP.
Se convierte en un auto muy competitivo pues soporta muy bien los caminos del interior del país y el motor adquiere fama de robusto y confiable.
Historia del Torino
El Torino francés
Entre 1970 y 1976, el Torino se convierte en el auto más vendido de la «gama alta». Adquiere notoriedad en todo el mundo y se sabe que dos berlinas fueron enviadas a Fidel Castro y Leonid Breznev y una cupé «full» fue comprada por el líder libio Kadhafi.
Desde Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay llegan pedidos de importación del Torino. Es un auto de moda.
Durante toda su vigencia, el Torino recibió varias mejoras técnicas de mucha importancia pero es en 1973 cuando se produce el cambio más importante: un cigüeñal de siete bancadas en lugar del de cuatro y cambio de denominación ya que deja de ser Tornado su motor.
Es en ese momento que la participación norteamericana en la compañia pasa a reducirse sensiblemente siendo la Regie Renault quien se convierte en el accionista mayoritario. En 1975, IKA Renault (adquirió ese nombre en 1967) abandona definitivamente su pasado estadounidense y pasa a denominarse Renault Argentina S.A.
En el ’76, el Torino es el único producto «no-Renault» fabricado por la empresa francesa. El R-12, tiene un gran suceso pero no es el momento de reemplazar al Torino. Y por ello se lanza una nueva versión -la cupé TSX- y dos años más tarde, la berlina Grand Routier que es considerada como un auto al nivel de los mejores sedanes del mundo.
Historia del Torino
Pero en plena crisis energética, el consumo del Torino hace que mucho de sus potenciales clientes desaparecieran con razón: a 80 km/h el Torino consumía 12 litros cada 100 km.
Diez años después de su lanzamiento, el Torino comienza a recibir duros embates. Su concepción técnica aparece desactualizada frente a los nuevos modelos que surgen en el mercado argentino provenientes de las empresas radicadas y de la importación.
Hay, sin embargo, un último esfuerzo. En 1979 se presenta la última versión de la cual había desaparecido el Toro de la trompa reemplazado por el rombo de Renault. Todo es más moderno, más actual. Pero el nuevo auto no tiene el «charme» de su origen.
Para Renault, los últimos tres años del Torino sirvieron para trabajar sobre el proyecto R-18 que, de alguna manera, vino a ocupar el puesto en la «gama alta» que había tenido el «auto argentino».
En 1982, el último Torino sale de la línea de montaje de Santa Isabel.
Algo menos de 100.000 vehículos fueron producidos en ese lapso. El fin de una época en la historia del país automovilístico había terminado.
Diseñado por apasionados del automóvil que estimularon su permanencia en la línea de producción, aún más tiempo de lo aconsejado, el Torino ha sido el único automóvil que producido en el país, ha sucitado una lealtad nacional tan profunda.
Después de todo, tuvo la gran virtud de entrar en la mitología popular argentina.