¡qué precioso sería poder tornar a esas épocas adonde nuestra única inquietud era cambiar figuritas, tazos o papeles de carta hasta conseguir la colección más vigorosa! Les dejo la cuenta de las cosas que marcaron mi niñez en la primaria, y estoy seguro de que marcaron la de muchos de mi generación.
Mi mamá no me deja: ¿en qué tiempo dejamos de seguir el divino mandato de nuestras madres y ejecutar lo que se nos canta? A la pregunta? ¿me prestás las fibras?? venía como evidente respuesta? No, porque mi mamá no me deja
El olor a galletitas y alfajor en la bolsa: Este ocupa el top ten de mis favoritos de la primaria. Abrir la lona de la mochilita, aspirar esa esencia inconfundible, dueño de los recreos. Te dan ganas de calzarse los cortos de nuevo y ponerte a jugar a la vela contra alguna muralla.
El Ilustrar al final de cada examen: El tan eminente ilustrar esperado durante toda la tarea, para destapar nuestras más grandes dotes ornamentales, para preciarse de nuestras fibras Mágicas Sylvapen nuevas delante de los que no tenían. Los quince minutos que te daban para hacerlo, se te iban en desplegar los tres pisos de cartuchera y seleccionar las lapiceras de colores, las microfibras, las fibras, los colores de madera, las plastipinturitas Jovi y así podría agregar enumerando el destino del sueldo de nuestros escuetos padres.
Sacapuntas y no cuchillita: Tu vieja no te dejaba que cayeras con una cuchillita a la escuela. Y te morías de ganas de tener una, porque siempre el Nelson Rufino del aula tenía una galería en su haber y se jactaba de lo hermoso que quedaban los colores Conte cuando los afilabas con ese útil fantaseado.
La película que se formaba en la final de la plasticola cuando se secaba: Ahhh! No he conocido placer más grande que extirpar con los deditos ese poco de Voligoma que quedaba en la cima.
Comenten y digan cuales son sus recuerdos mas sobresalientes de la escuela primaria