Para su segundo filme, Pinocho, el carismático y fantaseador Walt Disney ahora tenía dominado no solo el virtuosismo de la animación, sino igualmente una fórmula que habría de caracterizar a las elaboraciones de la casa del ratón: escenas traumatizantes para originar que los niños ensuciaran los calzones.
La cinta del muñeco de madera presume muchos de los momentos más impresionantes de todo Disney –algunos evidentes y otros entre líneas- y es bueno compartírtelos para que los revivas y para que comprendas lo que en realidad es la verdadera historia de Pinocho.
2. Violación
¿qué puede esperarse de Strómboli, un sujeto que, a posteriori de atar contra su voluntad a Pinocho, sacude grotescamente el culo frente a la cámara? ¿qué viole al abandonado muñeco de madera? Desde luego.
3. “No regresarán… ¡COMO NIÑOS!”
La escena en la que el cochero expone su maquiavélico diseño de decomisar niños y llevarlos a un recinto remoto para venderlos, termina con una sonrisa que le pondría los vellos de punta aun a los mismísimos Willem Dafoe y Gary Busey.
4. La isla del placer
En el doblaje latinoamericano nos la vendieron como La ínsula de los juegos, no obstante efectivamente se llama Pleasure Island. ¿niños secuestrados por un cochero perverso y llevados a un terreno lejano que se carga similar nombrecito? ¿acaso no es obvia la referencia al festín de abuso sexual infantil que tendrá emplazamiento allá?
5. El vicio
La película, en un posición más papista que Ned Flanders, deja claro que el trago, el tabaco y el juego son esparcimientosque deben ser castigados, y lo hace con un montaje de jugadores y perdición que a más de un niño le hizo revelar “jamás voy a tomar ni a fumar”.
6. Burros y esclavos
La predisposición al libertinaje se castiga no solo con transformación en burro, sino también con condena en las minas de sal para trabajar hasta que el cuerpo reviente
7. Alejandro
Pobre Alejandro. Parte el corazón acertar cómo implora por su mamá y era más estresante cuando veíamos la películasiendo niños, dado que sabíamos que estando en su posición haríamos justamente lo mismo.
8. La transformación de Polilla
Este malandro se presenta ante Pinocho como una auténtica hez juvenil, pero alcanzado el momento de su transformaciónen burro sentimos pena por él, contagia su pesar y se avienta un acústico “¡mamÁaaa!” que inclusive este momento nos provoca estremecimientos.