Quedan apenas unos pocos. Permanecen salvos en los sitios que les fueron asignados, durante una época que parece lejana, que sin embargo es reciente. Fueron un símbolo de modernidad y perfeccionamiento.
Pusieron al alcance de todo el planeta un servicio que con anterioridad solo era asequible a unos pocos. Testigos de emergencias, declaraciones de cariño o finales sinuosos, asuntos de negocios o galas banales, fueron transformándose al ímpetu de las innovaciones tecnológicas.
Fueron negros, grises, naranjas, amarillos y celestes. Funcionaron con monedas, cospeles y tarjetas. Utilizaron marcado a disco o por pulsaciones. Fueron propiedad de sucursales estatales y privadas. Funcionaban de vez en cuando, y generalmente no funcionaban.
Fueron objetivo de la rabia de usuarios que no dudaban en golpearlos cuando la comunicación no podía establecerse, o se cortaba. O que a bocajarro los destruían o se los robaban. Fueron testimonios del apuro por explicar las noticias importantes, cuando ya no había monedas para proseguir el diálogo. De los tantos “te quiero” destacados justo después que la conversación se cortara.
Presenciaron las discusiones silenciosas o a los gritos que se producían en las colas, cuando alguien prolongaba la charla más de la cuenta. Los acusaron con sensatez de devorarse monedas y cospeles. De falta de mantenimiento. De no cumplir con los estándares mínimos de un serviciopúblico. Fueron odiados como se odia solo a los miserables.
Se fueron muriendo al principio de a poco y finalmente de choque, producto de una revolución tecnológica que los dejó sin trabajo. Los más jóvenes ni siquiera llegaron a conocerlos. Los niños les preguntan a sus padres para que sirven esos utensilios enormes que ninguno utiliza.
Aun resisten el tranco indiferente de peatones que ya no los odian, sino que apenas los ignoran, entretanto tertulian por sus imperceptibles teléfonos celulares y protestan por lo mal que funciona el 3g. Ahora el mal lo encarnan los suministradores de telefonía celular ¿será que el resentimiento -como incluso el cariño– en la vida desaparece? ¿que al igual que la vida simplemente se transforman?